Salmo # 9 En la muerte del Hijo
Salmo # 9 Al Supervisor: En la muerte del Hijo. Un Salmo de David. Yo te confieso con todo mi corazón, oh Yehováh, doy un recuento de todas tus maravillas, Yo me regocijo y reboso de alegría en Ti, Yo alabo tu Nombre, Oh Supremo. Cuando mis enemigos huyen, tropiezan y desaparecen de tu Rostro Porque tú has establecido mi juicio y mi derecho, Tú te sientas sobre el trono, Juez Justo. Tú has reprobado a las naciones, has destruido a los malvados, Tú has borrado su nombre, por siempre y para siempre. Sobre el enemigo están su propias espadas, sus ciudades son aplastadas en derrota, y su memoria es destruida con gran estruendo. Pero Yehováh se ha sentado para siempre, prepara su veredicto en su trono. Porque Yehováh es una torre para los heridos, una torre en tiempos de adversidad. En ti confían los que conocen tu nombre, porque tu no has abandonado a los que te buscan... ¡Oh Yehováh! Canten alabanzas a Yehováh, ¡Oh habitant